El presidente del BCE se lava las manos de las acusaciones
de presiones a España para pedir un rescate y ha afirmado que "no estamos
aquí para forzar a los gobiernos a hacer nada". Dragui ha subrayado que
depende de los gobiernos si quieren acceder a los fondos de rescate o
no y ha sugerido que es conveniente esperar a tener los datos de las auditorías
para tomar una decisión al respecto.
"Es necesario ser realistas sobre las necesidades
concretas de recapitalización. Por lo demás, es sabido que el dinero está ahí,
a disposición de las necesidades", ha dicho, en un mensaje
tranquilizador y orientado a despejar las urgencias que medios de
comunicación europeos proyectan sobre los bancos españoles.
Otro guiño de tranquilidad sobre la situación en España ha
sido sus palabras sobre los "grandes progresos en la consolidación
fiscalde los países del euro", expresión que llevaba sin duda una
dedicatoria al gobierno de Madrid y que ha sido seguida después por la
advertencia de que "la consolidación fiscal no puede proceder solamente de
las subidas de impuestos, sino que están tienen que ir acompañadas por
suficientes recortes de gastos" .
Pero al margen de estos detalles políticos, los mercados
claman por nuevos movimientos de ficha del BCE y en ese sentido Draghi se ha
limitado a anunciar que las subastas de liquidez a un mes y a tres
meses se prolongarán hasta finales de 2012 y por importe ilimitado, una
extensión de la medida ya explotada y que sin duda sabrá a poco en las bolsas.
Ni siquiera ha dejado entrever con claridad una bajada de
tipos el próximo mes, alegando que no serviría de gran cosa y escudándose en
que "los grandes problemas de la zona euro no tienen mucho que ver con la
política monetaria".